"Un amor no confesado es un amor perdido"
Perdóname. Quizá pudimos ser felices. Perdóname.
Mi estúpido miedo, mis ganas de perder anticipadamente,
detruyeron la posibilidad de crear algo bonito juntos.
Mi miedo a perder, mi miedo a sufrir,
impidieron saber siquiera si funcionaría. Perdóname.
Tengo la culpa de no dar el primer paso
y hacer que creyeras que no me importas. Perdóname.
Quién sabe si yo te gustaba también,
quién sabe si pensaste en mi alguna vez.
¿Quién sabe, quién?
Quiza alguna negación tuya ante mi confesión
hubiese sido más fructifera, pero no me atreví, lo siento.
Quiza el saber que no compartías mi sentir
hubiese impedido que ahora sea un alma en pena
condenada al infortunio, perdóname.
Ahora sé que nada puedo hacer,
que tu ries y yo lloro,
que tu vives y yo recuerdo,
que tu disfrutas aquel amor que nos perdimos,
por mi culpa, mi gran culpa.
Tu sonrisa encantadora, tu mirada angelical,
tus gestos cuando hablas,
tu manera de tratar,
todo eso me envolvió, me ilusionó.
Cada día, cada noche,
me invade la duda de saber si me querías,
me invade el reproche de no haberme dado
la oportunidad de hacerte feliz,
de amarte sin condiciones, con locura febril.
¿Cuántos amores bonitos se perderán por
enamorados secretos como yo?
Por amantes que prefieren no enfrentar
la felicidad o el sufrimiento,
y se condenan asímismos
a vivir en la sombra de un amor no confesado.
No sé si ahora es tarde,
pero ya lo sabes.
Es mejor saberse rechazado,
que no saberse amado.